Victoria en San Fernando por 2 a 4.

Mañana fría y con amenaza de lluvia que cayó en la segunda parte y mojó a jugadores y afición, y esto a pesar de la visera.

Durante la primera mitad no se movió el marcador aunque hubo bastantes ocasiones de gol, más en la portería del equipo cañailla. La actuación de los porteros fue determinante para ese 0 a 0.

En los primeros quince minutos no existió otro equipo que el nuestro sobre el césped del municipal de Bazán. En situaciones normales en ese tiempo nos hubiésemos puesto claramente por delante con al menos dos goles pero es que el portero del S. Fernando echó el candado y fue imposible marcar. Hubo dos ocasiones en las que nos quedamos en un uno contra uno delante de la portería perdiendo la partida en ambas ocasiones. Un remate de cabeza en un saque de esquina que también pudo repeler y otra ocasión en un lanzamiento lejano que con la ayuda del larguero sumaba otra ocasión sin poder sumar. Antes de llegar al descanso hubo tiempo para otro lanzamiento al palo.

El San Fernando no creaba peligro y sólo un fallo en el pase desde nuestra defensa dio oportunidad al equipo local para acercarse a nuestra portería. Esto hizo que empezasen a dar señales de vida y ya no nos resultara tan fácil llegar hasta su meta. También tuvieron ellos su propio uno contra uno bien solucionado por nuestro guardameta.

La segunda parte siguió la misma tónica, posesión por nuestra parte e intentos de salir al contrataque por la del San Fernando. Hizo aparición la lluvia y puso más rápido el césped cosa que benefició aún más nuestro juego de toques y entrada por banda. Precisamente en una jugada desde la izquierda vino el primer gol de nuestra cuenta. Nuestro jugador de dicha demarcación supera a los dos defensores que le salen al paso y pone en la bota de su compañero que entraba desde atrás un balón, que esta vez sí, acababa en la red.

Me perdí el empate que logró el San Fernando así que no puedo explicar como fue. Aunque dicen las malas lenguas que otro regalo.

Siendo dueños del balón no podía llegar otra cosa que otro gol por nuestra parte cosa que sucedió en una jugada afortunada. Remate del delantero desde situación bastante alejada que golpea en el pie de un defensa y que entre el efecto que toma, la altura que coge, el piso mojado y el viento racheado llega hasta el área pequeña bota ante el portero que no se hace con él pero que revolviéndose logra sacarlo justo en la línea de meta. Lo que ya no pudo evitar fue la llegada otra vez de nuestra segunda línea que marca a placer.

Otra vez dominando el marcador y con todavía el portero cañailla dándole vueltas a la jugada anterior llega el tercero. Falta en medio campo que bota en el suelo y se cuela junto al primer palo sin que nadie lo haya tocado, ni defensas ni atacantes, y por encima del portero encontrándose este en una estirada sobre el césped. Gol extraño tan inesperado por su ejecución que tarda un poco en ser celebrado por los niños.

Pero al no haber conseguido una renta más grande a pesar de las oportunidades pasa lo de siempre. Otra jugada no demasiado bien resuelta en defensa que pueden volver a colgar al área y que tras rechazar nuestro portero el jugador isleño puede elevarlo y nuestro defensa que se estira no puede despejar.

Nervios otra vez (yo algo menos porque creía que teníamos dos goles de ventaja en ese momento) que afortunadamente se calman cuando logramos el cuarto en un remate de cabeza puesto en el segundo palo.

De ahí al final más ocasiones en las que el portero rival, ya superado el bajón, redime en cierta manera los dos fallos anteriores con paradas de mérito demostrando su calidad. Fue el mejor jugador de su equipo que sin duda echó en falta a los jugadores que normalmente ocupan la demarcación de medio centro ausentes por lesión, según nos dijeron al finalizar el encuentro las "huestes" isleñas. Las clave del partido, aparte de la acutuación de los porteros, fue el dominio abrumador del centro del campo y la intensidad que demostró el equipo.