La orquesta empieza a afinarse.

Nueva victoria ante un equipo "de los de arriba". Auténtico golpe sobre la mesa que muestra la mejoría en el juego.

Como ya avisábamos en la previa del partido se trató de un encuentro muy "físico". Como mínimo tenemos que darle tal calificación. Desde el principio sólo hubo un equipo en el campo que pretendiera jugar al fútbol, La Salle, y otro que quería evitar por todos los medios que se hiciera. El Zabal decepcionó.

Nada más comenzar el partido su número 5 cada vez que se cruzaba con alguno de los nuestros le lanzaba patadas al tobillo e intentaba amedrentarlos chocando con su hombro, y todo eso sin estar la pelota en juego o en otro lado del campo. Claro que sí creía que los jugadores de La Salle se acobardaran se llevó un terrible chasco. El equipo reaccionó con juego ante las agresiones y con fuerza a la provocaciones que continuamente llegaban por parte de los zabalistas. Parece mentira que un equipo como el de La Línea, con buenos jugadores en todas sus líneas, se dedicaran a "eso". Hasta el mismo árbitro tuvo que parar en algunos lances el partido, como la vez que saliendo un jugador nuestro al campo en un cambio uno de los defensas, el número 3, lo zancadilleaba antes de que el balón fuera puesto en juego.

La primera parte acabó con 3 a 1 que bien pudieron ser muchos más de diferencia. En la segunda parte el Zabal pareció querer mandar en el juego pero tras algunos minutos La Salle volvió a hacerse con el mando del partido atacando y contratacando con velocidad. El final del encuentro mostró un encuentro bronco donde cada una de las decisiones arbitrales eran puestas en juicio por parte del equipo visitante. El colegiado incluso se vio obligado a parar el encuentro cuatro minutos antes del tiempo debido al cariz que estaba tomando el asunto. Tras la consecución del quinto, de penalti, procedió a pitar el final para evitar males mayores.

El marcador final, 5 a 1 refleja la superioridad que en todo momento se vio durante el partido. Superioridad no sólo en juego sino también en intensidad, ganas y fuerza. La defensa estuvo "casi perfecta", el centro del campo controló el juego y la línea de ataque se volvió a mostrar acertada y efectiva de cara a puerta. Si a esto le añadimos la seguridad que se imprime bajo palos obtenemos una ecuación cuyo resultado debe ser la victoria.

Más que intentar resaltar algún jugador tenemos que hacerlo con el juego de conjunto. ¡Somos un equipo! Y como tal nos comportamos.